OPINIÓN María Araya, Presidenta Club Buena Esperanza de Cuncumén

Todavía parece un sueño haber logrado la sede que acabamos de inaugurar. Un lugar que no solo le pertenece a la actual agrupación del adulto mayor, sino que a todos quienes en algún momento serán parte de este hermoso grupo.

Este logro es una demostración de la unión y el respeto que debe prevalecer en la comunidad. Como dirigente, siempre he buscado el diálogo para poner las inquietudes y necesidades de la organización que represento. Hoy el adulto mayor debe ser un ejemplo en Cuncumén. Aunque a veces no nos han dado el lugar que merecemos, como institución hemos luchado para tener todo lo que tenemos.

Si he estado tantos años representando a mis viejitos, ha sido porque me encanta ayudar y porque soñaba con la sede que hoy tenemos. Nunca he pedido apoyo para algo personal, siempre ha sido por los abuelos. De eso se trata ser dirigente: sacar adelante al grupo que se representa.

¡Cuánta alegría hay en el corazón de mis abuelos por tener su nuevo lugar de reunión! A lo mejor pensaron que nunca lo íbamos a lograr porque ha significado mucho sacrificio. Personalmente me ha tocado dejar de lado a mi familia para ir a todas las reuniones que se han necesitado, pero tenía que hacerlo y ha valido la pena. Me puse una meta y la cumplí. Con eso soy feliz. Ahora nos toca seguir luchando por mejoras a lo que tenemos y ayudar a otras instituciones si lo requieren. Estamos muy agradecidos de quienes nos apoyaron. Ahora les pedimos a todos que cuiden nuestro nuevo lugar de encuentro porque ha sido un esfuerzo muy grande y le pertenece a todos en Cuncumén.

 

Impreso en boletín de junio de 2019

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