Fitoestabilizado del tranque de relaves Los Quillayes: Un proceso participativo

Vecinos en pleno Fitoestabilizado. árboles sobre los 2 metros de altura

Tras finalizar su vida útil, el tranque de relaves Los Quillayes, ubicado en la cordillera de Salamanca y perteneciente a Minera Los Pelambres, entró en su proceso de cierre. Pero con una particularidad, se trata de un cierre proactivo que incluso se adelantaba a la Ley de Cierre de Faenas Mineras.

Aunque el mayor valor asignado por autoridades, especialistas y el mundo académico, es que se trata de un proceso participativo e inédito en Chile, y que comenzó a fines de 2008. Por primera vez comunidades vecinas a una faena minera se hacían parte del cierre a través del proceso de fitoestabilización, innovadora técnica dentro de la minería a gran escala y que apunta a la sustentabilidad, especialmente en una zona donde convive con la agricultura.

La primera etapa consistió en trasplantar y probar la adaptación de más de 23 mil plantas, de 11 especie nativas que cubrieron un total de 30 hectáreas de la superficie del tranque. A la fecha, las raíces se encuentran emplazadas en el mismo relave cumpliendo la función de estabilizar y absorber metales pesados, mientras que en el plano externo muchas plantas ya superan los dos metros de altura.

A fines del año 2014 los integrantes del espacio conjunto presentaron los resultados del cierre participativo de esta primera etapa de ensayo del proceso de Fitoestabilización del cierre del tranque Los Quillayes.

Las exposiciones, a cargo de los integrantes de la instancia,  se desarrollaron en Salamanca, Cuncumén, Chillepín y en la Universidad de La Serena, sumando cerca de 500 participantes.

Los resultados de esta primera etapa de ensayo han sido satisfactorios, demostrando que 7 especies nativas, de un total de 11, presentaron una positiva adaptabilidad al terreno, lo que ha permitido además el aumento gradual de la fauna en el sector.

A comienzos de este año 2015 se inició una nueva licitación para asegurar el futuro de este proceso participativo, el cual se proyecta a 15 ó 20 años más, tras su cierre de operación.

El proceso es parte del trabajo entre la compañía y la comunidad más cercana a su operación en el valle alto de Salamanca, y permite que diversos actores participen en el cierre del depósito minero, a través de esta sustentable e innovadora técnica, cuya idea final es asemejarse lo más posible a su entorno natural.

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